lunes, 25 de junio de 2007

Los burdeles de la mente son inexplicables (quizá alguien lo entienda)




Envejeceremos juntos y veremos el desarrollo de todas nuestras tristezas compartidas. Seremos testigos de cada traición y estaremos atentos, escuchando como saben sólo los ciegos y viendo todo lo que observan quienes pagan con su vida el mínimo descuido. Puede que nunca nos unan manos ajenas: mejor así. Tendremos sobre la mesa nuestras noches, algún dolor de cabeza, resacas sin guión previo ni destino literario, algún ánimo aunque sea de lucro y sobre todo la presencia. Por todo ello, quedaros cerca a través de los años.


Como dijo un amigo mío que es muy grande (pues todos mis amigos son muy grandes, para qué nos vamos a andar con tonterías), “espérame si me retraso, retrasado”, que no es menester correr para sólo estar a un lado.

martes, 19 de junio de 2007

Cesare Pavese






Un gran título.

Cesare Pavese (Cuneo, 1908 - Turín, 1950) apareció por aquí de la mano del título de un poema de Luis Felipe Comendador. Ahora aparece por sí mismo, con el poema que dio título a su primer poemario.
http://www.eurielec.etsit.upm.es/~zenzei/index.php?numero=5&tipo=literatura&arch=4cesare










TRABAJAR CANSA




Los dos, tendidos sobre la hierba, vestidos, se miran
a la cara
entre los tallos delgados: la mujer le muerde los
cabellos
y después muerde la hierba. Entre la hierba, sonríe
turbada.
Coge el hombre su mano delgada y la muerde
y se apoya en su cuerpo. Ella le echa, haciéndole dar
tumbos.
La mitad de aquel prado queda, así, enmarañada.
La muchacha, sentada, se acicala el peinado
y no mira al compañero, tendido, con los ojos
abiertos.

Los dos, ante una mesita, se miran a la cara
por la tarde y los transeúntes no cesan de pasar.
De vez en cuando, les distrae un color más alegre.
De vez en cuando, él piensa en el inútil día
de descanso, dilapidado en acosar a esa mujer
que es feliz al estar a su vera y mirarle a los ojos.
Si con su piel le toca la pierna, bien sabe
que mutuamente se envían miradas de sorpresa
y una sonrisa, y que la mujer es feliz. Otras mujeres
que pasan
no le miran el rostro, pero esta noche por lo menos
se desnudarán con un hombre. O es que acaso las
mujeres
sólo aman a quien malgasta su tiempo por nada.

Se han perseguido todo el día y la mujer tiene aún las
mejillas
enrojecidas por el sol. En su corazón le guarda
gratitud.
Ella recuerda un besazo rabioso intercambiado en un
bosque,
interrumpido por un rumor de pasos, y que todavía
le quema.
Estrecha consigo el verde ramillete -recogido de la
roca
de una cueva- de hermoso adianto y envuelve al
compañero
con una mirada embelesada. Él mira fijamente la
maraña
de tallos negruzcos entre el verde tembloroso
y vuelve a asaltarle el deseo de otra maraña
-presentida en el regazo del vestido claro-
y la mujer no lo advierte. Ni siquiera la violencia
le sirve, porque la muchacha, que le ama, contiene
cada asalto con un beso y le coge las manos.

Pero esta noche, una vez la haya dejado, sabe dónde
irá:
volverá a casa, atolondrado y derrengado,
pero saboreará por lo menos en el cuerpo saciado
la dulzura del sueño sobre el lecho desierto.
Solamente -y esta será su venganza- se imaginará
que aquel cuerpo de mujer que hará suyo
será, lujurioso y sin pudor alguno, el de ella.

lunes, 11 de junio de 2007

Entrada pedantona como un cultureta gafapasta

Absolutamente antipoética, planchar tres camisas de manga larga, era la actividad que esta tarde me ha animado a escribir en este blog de inusitada densidad de tráfico. El tema es que, ante una actividad que odio con tantas ganas, y más en verano, veía una película de Akira Kurosawa, “Ran”. Lenta, es decir, perfecta para verla entre arruga y cuello. A quien guste del ambiente oriental con cierto tufo de auténtico, recomendable.

En fin, que pensé que por qué no hablar de la película aquí, del inexplicable interés por las historias sobre culturas lejanas o ajenas como pueden ser las orientales, por ejemplo. Reconocer que de directores orientales ni idea, ni siquiera de Kurosawa (porque este NO quiere ser un blog cultureta pedante), pero reconocer el interés y, quién sabe, quizá apareciera por aquí alguien que sí tuviera algo de idea y acababa aprendiendo algo, por variar.

Y de ahí, tras otras dos camisas, lo que lleva su parte de aburrimiento intolerable, tras un repaso somero a los temas “freaks” que pueden llegar a poblar este blog (que inevitablemente aparecerán tarde o temprano), he llegado a la conclusión de que todas estas acciones sin sentido aparente (escribir, leer, hacer un blog sin hilo ni sentido como éste, hacer un fanzine con el bueno de Odón y demás historias, en mi caso), no son sino una búsqueda de semejantes, el intento de encontrar el mayor número posible de mentes que aporten palabras capaces de abrir nuevas puertas en un camino que a veces va excesivamente deprisa.

Para acabar de rematar la pedantería insoportable de esta entrada, haré una de las cosas más deleznables de este mundo: citarme yo solito:

“y gritamos, no tanto por solución,
sino por saber quién escucha.”
Pues eso.
Pero es que me parece que está bien, de vez en cuando, reafirmarse en lo “dicho” hace ya unos años, y darse cuenta. Eso y que no he terminado de ver la peli ¡y no quiero que me la joda nadie!

miércoles, 6 de junio de 2007

David Eloy Rodríguez

Dije en el primer post de este blog que había poetas que, incluso escribiendo bien, eran además buenas personas. Y es que en mi corta trayectoria y menor conocimiento del medio lírico, he topado con no muchas personas capaces de reunir las tres características. David Eloy Rodríguez bien puede ser considerado como una de esas personas.

Le robo un poema(zo) de su último libro "Asombros", con alevosía y sin permiso... porque no puedo evitarlo. Para qué iba a poner un poema de un finlandés o alemán cualquiera, pudiendo estar cerca de las cosas que están cerca. A mi humilde y no académico parecer, un grande.



SOMOS ETERNOS EN CADA DECISIÓN


I
Es la tierra, son los lobos, es la luna.
Tus pies en este barro.
Tus pies. Este barro.


II
Ya casi no pisamos tierra, pisamos
nombres, cifras, y eso no es caminar.
¡Tan lejos de tanto que está tan cerca!
Cada día acontece
la expulsión del paraíso.


III
Hay que confirmar el mundo en todos sus extremos,
acariciar cada cosa
para comprobar que está en su sitio.
Destituidos del verbo libertad,
despojados de vivencia,
somos seres sin hogar posible,
perros famélicos que escarban, desesperados,
en una sepultura.